Hoy nos acompañó el signo de las sandalias, porque peregrinamos, como caminantes, por los lugares donde nuestro Padre Don Bosco tuvo su Oratorio itinerante: S. Francisco de Asís, el Refugio, el Hospitalito, la Casa Moretta, el prado Fillippi… los miramos como iconos de la itinerancia a la que estamos llamadas hoy como vida religiosa.
En la Eucaristía ofrecimos nuestras sandalias en el momento del Ofertorio, allí pusimos el nombre de las personas o lugares significativos en nuestro camino largo de la misión salesiana.
También estuvimos en la sacristía donde se encontró con Bartolomé Garelli, y en el pequeño patio donde jugaban los primeros oratorianos.
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