“Permanezcan
unidos a la vid y darán mucho fruto”
Esta es la
Comunidad Intercultural del Proyecto Mornese de FMA de lengua española
procedentes de Albania, Argentina, República Dominicana, Bolivia, Colombia,
Chile, Ecuador, El Salvador, España, México, Perú y Uruguay (21 inspectorías).
Se vivió la experiencia de peregrinación en el corazón de la Iglesia, del
Instituto, de Mornese y de Turín, abierta a la riqueza de la diversidad y al
sentido de pertenencia a una comunidad mundial. Animadoras de esta experiencia
fueron Sor Mónica Menegusi, Sor Carmen Figueroa y Sor Laura Inés García, el
capellán fue Joan Marques, sdb de España.
En el Año de
la Misericordia, las peregrinas reavivaron el amor a la Iglesia y el compromiso
con su misión evangelizadora. Alargar la mirada misericordiosa hacia los otros,
como lo hizo Don Bosco, Madre Mazzarello y San Francisco de Asís, es el reto
para vivir, en las realidades concretas, como discípulas misioneras en camino
con los jóvenes.
Con alegría,
apertura, disponibilidad y en actitud de contemplación, las peregrinas se
“descalzaron” para entrar en la tierra santa de Mornese. El contacto directo
con la casa natal, la ventana de la Valponasca, la parroquia, los senderos, el
pozo, la viña, les permitió descubrir el secreto de una vida sencilla, humilde,
esencial, centrada en Jesús, apasionada por el reino y la educación de las
jóvenes. Facilitó el revalorar aspectos importantes de la vocación salesiana:
el amor a Jesús Eucaristía y a María, el trabajo, la oración, el acompañamiento
espiritual, la entrega generosa, la pobreza, la alegría, la fraternidad, la
comunidad, la misión educativa y las misiones.
En la última
etapa de la peregrinación las discípulas misioneras se descalzaron en la
“tierra santa de Don Bosco”. Tres actitudes asumen las FMA en la experiencia de
encuentro con don Bosco: aprender, contemplar y gozar siguiendo las huellas del
Padre y Maestro que invita a estar en salida constante, en la presencia amorosa
y providente del Buen Pastor y de María la pastora del sueño.
Gracias Señor, por esta hermosa experiencia vivida en las tierras mornesinas, donde nació y floreció el carisma por los más pobres vividos por nuestra buena Madre María Mazzarello.
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