jueves, 14 de julio de 2011

A Madre Mazzarello (Comunidad de los 30)

Carta N° 64 a Sor Josefina Pacotto

Nuestra muy amada Madre Mazzarello:

Gracias por tu hermosa carta que tanto bien nos hizo el leerla juntas. El llamarnos siempre amadas nos habla de la calidad de tu relación de madre con nosotras y de la libertad de tu corazón. Nos sabemos siempre amadas y acompañadas por vos.

 El consejo de no desanimarnos nos viene muy bien. Ya  que los límites y los defectos a veces nos hacen acobardar. En el servicio de animación que se nos confía nos acompañan los límites. A veces el sentirnos exigidas, lo que nos cuesta o no sabemos nos desaniman. Otras veces el aceptarnos como somos a nosotras mismas el comprendernos y ponernos con confianza en las manos de Dios, sin pretensiones  y con disponibilidad entregándole a Él también esta limitación, dando una mirada a la cruz que llevamos al cuello.

El obrar siempre en la presencia de Jesús y de María como lo decís es creer y pensar en Dios en todo momento e implica para nosotras un cambio de mentalidad. Implica el pensarnos a nosotras mismas en cada lugar, en todo momento, en cada circunstancia y procurar que la vida coincida con esa voluntad y que no esté en contradicción con lo que Dios quiere.

Nos decís que estemos atentas a observar las Reglas y que no permitamos que entre la más mínima relajación. Esto es importante querida Madre en el tiempo que vivimos. El no transigir porque es fácil perder la orientación y es necesario tener la valentía de confrontarnos con corazón abierto con las mediaciones que Dios pone en nuestro camino.

Nos sentimos invitadas a vivir en libertad interior. Y esto es vencernos a nosotras mismas, usas esta expresión Madre y la verdad que no encontramos una que nos exprese más.  Porque es lo que nos ayuda a llevar una vida que hable más con los gestos y la autenticidad de vida que con las palabras. Esa libertad que nos permite amar y dejarnos amar sin poseer ni dejarnos poseer. Donde el Señor y cada persona ocupen el lugar que tiene cuidando los límites. Cuidando los vínculos. En fin, querida Madre todas cosas importantes las leemos desde las experiencias vividas.

Madre también nosotras sentimos el corazón misionero. Y se reaviva en este Proyecto vivido. Te agradecemos el estar aquí en tu casa y todo lo que nos va revelando tu rostro al mirarte, tus palabras y enseñanzas.

Agradecidas te saludomos con cariño a nuestra siempre y cada vez más conocida y amada Madre.

Ana Inés, Elisa, Marisa, Sofía, Mariel y Claudia

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