Queridísima Madre:
Con mucha alegría hemos recibido su carta, en la que nos envía un recuerdo especial:"observen siempre, con exactitud la Santa Regla".
Estamos dispuestas a escuchar su mensaje y a vivirlo como lo hace usted.
Estamos dispuestas a escuchar su mensaje y a vivirlo como lo hace usted.
Sabemos que encontraremos dificultades, como también, la facilidad con que nos desanimamos ante ellas, pero, queremos emprender un camino de fe que nos ayude a recibirlo todo de las manos de Jesús, de poner toda nuestra confianza en Él y esperarlo todo de Él.
Gracias por enseñarnos a tener una mente positiva y la pureza de intención en todos nuestros actos. Queremos hacernos amigas de la humildad que nos libera de los intereses propios y nos mueve a servir.
Estamos animadas a vivir de tal manera que podamos escuchar la voz del Señor que nos dice : "estoy contento de tu modo de obrar". Dichosas nosotras si agradamos al Señor y no buscamos más que su gloria.
Cuando nos encontremos cansadas y apenadas aprenderemos a depositar nuestras preocupaciones en el Corazón de Jesús para encontrar alivio y consuelo.
Estamos dispuestas a amar a todos y todas las hermanas, a amarlas en el Señor sin jamas dividir nuestro corazón.
Ahora que le conocemos, querida Madre, sabemos que contamos siempre con su ayuda y que estamos constantemente en su memoria, le prometemos también nosotras recordarla siempre y conocerle cada vez mejor, cuente siempre con nuestra oración y cariño.
Sus Hijas de los años sesenta.
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