El miércoles 10 de agosto introducimos la jornada recordando que “Yahvé iba delante de ellos señalandole el camino” Ex. 13, 21. La vida en Dios es un continuo éxodo, inspirándonos en esto marcamos nuestras huellas colocándoles las impresiones o sentimientos con los que comenzamos la jornada.
Primero visitamos el antiguo refugio y hospitalito de la Marquesa Barolo, francesa católica muy piadosa de grandes obras en pro del bien del otro, recorrimos el lugar que la Marquesa le permitió a Don Bosco para que en un primer momento comience con sus chicos.
Visitamos la casa de la Divina Providencia, centro de auspicio dirigido por San Benito Cottolengo, fiel creyente de la Divina Providencia, amigo y proveedor de Don Bosco según la tradición.
El Duomo de Turín con su belleza nos invita al recogimiento y silencio para pasar a ver la muestra presente de la Sindone Sagrada.
Por la tarde visitamos la Basílica de la Consolatta, en el monumento levantado en acción de gracias a la Virgen por salvar del cólera a los turineses. Pudimos compartir con chicos traidos por las Hermanas Salesianas de Corea, una bonita experiencia poder compartir con nuestros destinatarios de otro continente. En esta iglesia Don Bosco realiza su segunda misa y reafirma a María como su Madre.
En la tarde visitamos la Iglesia de San Francisco de Asís en donde Don Bosco celebra su primera misa, aún se conserva allí el confesionario de Don Cafasso en el cual reza “La virtud de las obras y la sabiduría de Don Bosco son la gloria de Don Cafasso”. En la sacristía de este templo es donde se da el famoso encuentro de Don Bosco con Bartolomé Garelli, aquel 8 de diciembre de 1841, es el incio de la Obra Salesiana, a traves del rezo de un Ave Maria, por lo que pedimos a la Virgen “que seamos capaces de provocar el encuentro con nuestros muchachos”.
Al caer la tarde, Don Franco Asson SDB, nos brinda el privilegio de compartir la Eucaristía en la Capilla Pinardi dejándonos los siguientes pensamientos: el martirio salesiano consiste en estar siempre alegres en el cumplimiento del deber cotidiano y no olvidar que en los momentos más difíciles hay que estar siempre alegres.
Para cerrar una enriquecedora jornada nos permitieron el privilegio de tener de cerquita al cuadro de María Auxiliadora, momento de éxtasis y oración, vivido profundamente por cada uno de nosotros. Allí pudimos dar gracias por toda la experiencia compartida hasta el momento y contarle a nuestra madre los anhelos más grandes de nuestros corazones.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
GRACIAS POR ACOMPAÑARNOS EN ESTA EXPERIENCIA