miércoles, 15 de junio de 2011

Florecer donde Dios nos ha sembrado

Comenzamos el día recibiendo una flor, signo de los buenos deseos de nuestro corazón. Luego nos trasladamos a la Basílica de San Francisco de Sales dentro de la ciudad de Annecy, que fue inaugurada en 1930. Allí veneramos a nuestro santo Patrono y a Santa Juana de Chantal, cuyos restos reposan en ese templo. Fraternalmente guiadas por nuestra Hermana Ann Marie repasamos la vida de estos dos santos, representada en los vitrales. Culminamos este momento con la Santa Misa en el altar mayor, bajo el imponente mosaico que presenta a Cristo viviente sobre la cruz, bajo la mirada del Padre y del Santo Espíritu. La sangre que brota de las llagas del Señor la recogen los ángeles quienes la dejan caer dentro del cáliz de la Eucaristía.
Desde 1911, las religiosas de la Visitación, fundadas por San Francisco de Sales en el 1610, residen en el Monasterio que se levanta junto a la Basílica y se hacen cargo de su cuidado.
Por la tarde recorrimos diversos lugares, siguiendo los pasos de San Francisco por Annecy. Nos impresionó gratamente la cantidad de recuerdos del santo que se conservan, testimonio del amor y reconocimiento del pueblo creyente.
 





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